El presidente de la nueva colectividad unida de Córcega, el soberanista Gilles Simeoni y el presidente independentista del parlamento Jean-Guy Talamoni se han reunido este viernes en la isla con la ministra delegada del gobierno francés Jacqueline Gourault.
En la agenda está la propuesta de modificar la constitución francesa, modificación necesaria para incluir como mínimo dos de las reivindicaciones electorales de la candidatura Pè a Corsica, ganadora de las elecciones del pasado diciembre: la oficialidad de la lengua corsa y el estatuto de residente que se aplicaría a los ciudadanos del resto del estado.
Avances en las relaciones gubernamentales
El presidente Simeoni después de la reunión se ha manifestado satisfecho porque se ha desbloqueado a parecer suyo la reforma de la constitución que los soberanistas corsos consideran imprescindible. Simeoni ha dicho que ‘si una constitución hace imposible el reconocimiento de un pueblo entonces lo que hace falta no se que desaparezca este pueblo sino cambiar la constitución’. Los dirigentes corsos han anunciado también que serán recibidos el 22 de enero en París por el primer ministro Edouard Philippe.
La delegada del gobierno francés Jacqueline Gourault ha valorado el espíritu constructivo en que se ha desarrollado el encuentro y ha puesto énfasis en la capacidad de negociar para resolver los temas que hay sobre la mesa. Aún así ha dicho que había que dejar los puntos más conflictivos, como por ejemplo la oficialidad de la lengua corsa, para después de haberse puesto de acuerdo en materias mucho más sencillas y en las cuales el acuerdo será más rápido. De entrada el gobierno francés se niega a que el corazones sea la lengua oficial de la isla pero ha avanzado que hará propuestas para que la lengua corsa tenga un reconocimiento muy superior al actual.
Gouralt ha afirmado que es necesario que ‘la constitución se pueda adaptar a las necesidades políticas de todos los territorios franceses’ y ha prometido que la opinión de las instituciones corsas será ‘muy importante’ a la hora de reformar la carta magna.